LA CASA DE LOS SUEÑOS
La casa de los sueños
vive, palpita dentro de corazones huecos,
almas que se entregaron al descanso
-escapando de todo, de sí mismas,
del terror de vivir.
En la calma y en las pausas todo es pacífico
-hasta la guerra,
hasta los gritos que se callaron
porque sus dueños murieron.
Dormir, dormir, dormir…
Abandonarse al silencio.
A un paso del tiempo despreocupado.
Y no sentido. Alivio.
Terapia para pobres primermundistas.
Dormir. Y en sueños soñar que uno duerme.
Y así hasta el infinito.
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