DESPATRIADO

Ocho años de utopía desmentida en la espera:
tiempo hilvanado entre costuras, construido en el no-lugar de la expectativa
y la demora es aún hoy impertérrita.

Intervalo de movimientos cancelados, mancillados,
sólo el ir y venir de pupilas persiguiendo cucarachas en los recovecos de las paredes urbanas.

Apátrida en el destierro.

Fuera de tu hogar, fuera de tu alma. No construyas disfraz:
el ostracismo es tu sentencia dictada.

Quietud enquistada en el paso del tiempo, no corre con él, aunque él avanza,
envejecimiento prematuro de las entrañas.

Homeless. No conoce seguridad ni calma.
Y el ser petrificado, cuasi inanimado, lucha su batalla.

En la expresión mínima del ser que desfallece,
del ser que ya no tiene ganas.
Ladrón de ilusiones, mi grito resuena en el interior de mi carcasa.

Me lo trago. Me trago ocho años de muerte en vida, degluto mi tiempo y mi presente.
En el confinamiento. Sin hogar. Sin casa.