Antes las últimas veces sucedían como hechos extraordinarios, ya fueran desgarradores o felices, de vez en cuando.
O se veían eclipsadas por las anheladas primeras veces que las desbancaban.
O pertenecían al mundo romántico de las novelas, las canciones, las películas…
Ahora que está llegando el tiempo de las últimas veces, no importa cuan mezcladas con acontecimientos nuevos o reiterados, y ahora que está llegando para quedarse, me abro a esa alquimia profunda en la que tan entrañablemente me acompañan quienes la han conocido antes que yo.
El poema que comparto hoy con vosotros apareció publicado en el número 86 de la Revista de Literatura Alga
La ilustración es de Vladimir Kush
QUÍMICA SILENCIOSA
Siempre que una última vez
se desliza como el ladrón
y se lleva una parte del paisaje
de mis días,
pierde mi cuerpo una cucharadita de su materia.Se esponja entonces el espíritu
para restañar el mordisco
inadvertido
y me vuelvo más parecida al éter
aunque yo no lo sé
todavía.Llegan las nuevas flores,
acarician los rayos de sol las mañanas,
nacen los niños que nos empujan,
regresan amistades antiguas,
otras se estrechan
– nada se escucha de los olvidados -,
escribo unos versos que nunca había escrito
mientras me voy poquito a poco.Química silenciosa
con la que se construye el alma
a partir de los jirones de una sustancia
desconocida.Y yo respiro,
apremiada y mecida por esta metamorfosis,
dejando que el destino
se haga en mí.Marian Quintillá
Precioso poema mi amiga de hace tanto tiempo, la que me ayudó a recoger mis lágrimas y convertirlas en letras.
Gracias, Dolores (aunque ya sabes que se me hace raro llamarte así…) ¡¡¡Lo que viví contigo fue tan importante, querida!!! Me alegro de tenerte aquí. Te quiero mucho.