En medio de este clima loco que lo tiene todo medio revuelto, voy abriendo los ojos al nuevo brillo de la luz del día, notando cómo se afianza la energía de la primavera, y retomo la labor de acompañar por el mundo a mi poemario «El jardín incandescente», que presenté en Barcelona en diciembre, poco antes de Navidad.

Durante mucho tiempo, los poemas que escribía eran pura necesidad de expresar y de crear pero no de comunicar. En ellos integraba, daba forma, tomaba, entendía… sin que entrara en mis planes que los leyera nadie más.

Fueron apareciendo personas, sucediendo cosas y ahora, tras el viaje de estos años, no concibo la poesía separada del momento en el que es compartida y celebrada.

Para quienes tengáis un rato y os apetezca, os dejo el vídeo de la parte de la presentación en la que os cuento cómo he llegado hasta aquí y el origen y el sentido de este libro.

Gracias. Paula, por el vídeo completo del acto y la fotografía.

Y a todos vosotros, por vuestro afecto y vuestra acogida, siempre.

Marian Quintillá