La música
de un día eterno:
sinfonía de motores,
voces de megafonía,
risas de una niña,
tos
y
los suspiros callados
de un bebé dormido.
Ahora, el silencio
deja al descubierto
la otra música:
latir y respirar.
La música
de un día eterno:
sinfonía de motores,
voces de megafonía,
risas de una niña,
tos
y
los suspiros callados
de un bebé dormido.
Ahora, el silencio
deja al descubierto
la otra música:
latir y respirar.
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