Levantarme.
Desayunar.
Recoger un encargo.
Encontrarme con un amigo.
Una horchata.
Unas risas.
Una charla.
Volver en moto.
Votar.
Comer.
Pasar la tarde
doblando ropa.
Hablar con mi amor
varias veces.
Cenar.
Ir a la cama.
Todo así,
tan prosaico.
Todo tan extraordinario.
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