Con el número doble de primavera (88-89), estamos celebrando el 40 aniversario de la Revista de Literatura Alga. Es un momento precioso que reúne a mucha gente, historias e historia. Os dejo aquí el enlace para que quienes queráis podáis curiosear, sumergiros en esta publicación extraordinaria y disfrutar de los poemas, recuerdos, entrevistas, reseñas, dibujos, grabados, fotografías… (en Barcelona, la encontraréis en papel en la librería Laie de Pau Clarís y en las dos librerías de La Central).

Feliz desde mi rincón en tan buena y entrañable compañía, traigo aquí uno de los dos poemas con los que he participado en esta fiesta.

Mirar hacia el pasado de esta magnífica aventura literaria me llevó a poner los ojos en mi familia, la que me ha traído al milagro de la vida y me ha sostenido en él, esa de la que un día lo esperé todo. 

Me siento afortunada y agradecida.

The Trolley Ride (Christine Kornackie)

A nuestra compleja y gran familia, la que nos trajo hasta aquí y en la que desde aquí seguimos…

La alquimia y la belleza

Cómo vais a ignorar que no nos faltó nada
si, a lo largo y lo ancho
de los descubrimientos exultantes
y de los huesos rotos de la historia,
nos disteis cuanto erais.

Si navegasteis
curva a curva los ríos de la vida
con las manos desnudas
y las entrañas indefensas,
humanos casi siempre,
alimañas a veces
y otras, ángeles.

Si os hicisteis,
como nosotros hoy, con lo que había
y hubo suficiente,
suficiente pan y hambre suficiente,
hueco y pasión,
amor y frío, muerte y vida.

La alquimia
que engendra la belleza.

Si el amor verdadero
que anhelamos en cantos y novelas
viste de ocre y de gris muchas mañanas,
sabe a sopa, a café, a tortilla francesa…

y va mezclado
con nuestros más extravagantes filos,
destilados venenos,
o las marcas contusas
de tomar con torpeza lo sublime

y no llega, y no sabe, y no consigue…
al tiempo que se acaba revelando
extraordinario, puro e intachable
en su misma pobreza luminosa.

La belleza
que permite la alquimia.

Marian Quintillá